Esta semana, los altares no estaban hechos de piedra... estaban hechos de papel.

En cada uno de nuestros campus, cientos de manos escribieron un nombre. No era solo tinta sobre un post-it.

Era una súplica. Un anhelo. Un acto de fe. Un susurro al cielo que decía:
“Dios, que tu amor los alcance.”

Cada nombre representaba una historia. Alguien amado. Alguien perdido. Alguien en quien todavía creemos, porque Dios aún no ha terminado con ellos.

Quizás... uno de esos nombres eras tú.

Quizás sin saberlo, alguien te escribió con lágrimas en los ojos.

Quizás esta sea la semana donde Dios te llame por nombre y te recuerde que no hay nadie tan lejos que su gracia no pueda alcanzar.

Y si eres de los que escribió un nombre...

No dejes de orar.

No dejes de invitar.

No dejes de creer.

Porque esos pequeños papeles... son semillas.

Y esta semana, oramos que florezcan en vida eterna.

Hermoso Viernes no es un título poético. Es una realidad espiritual: la belleza de un Dios que sufre por amor. La belleza de una cruz que parecía derrota, pero era la puerta a la victoria.

Y este domingo, Glorioso Domingo, celebramos que la muerte no tuvo la última palabra. Que el sepulcro quedó vacío. Que nuestra fe no está basada en una idea, sino en un evento que lo cambió todo: ¡Jesús resucitó!

No se trata de llenar sillas. Se trata de abrir puertas al cielo.
Esta puede ser la semana donde comienza una historia eterna diferente para alguien que amas.

Con amor,
Pastor John